Muchas mujeres religiosamente siguen como mandamientos: No lo llames, no lo llames tanto, no le contestes las llamadas, o de vez en cuando no le contestes para hacerte extrañar, no le demuestres tanto, no lo trates tan bien, sácale celos, hazte la interesante, hazte imprescindible, hazte la que no sabes, hazte la que sabes, hazte la tonta, no te hagas la tonta, hazte, hazte, hazte.Hacerse y no ser, hacerse y parecer antes que ser, suelen ser actitudes que estupidizan el imaginario femenino y socavan, peor aún, castran, la naturaleza humana y mágica de toda mujer. Algo enseñan estos “llamados a la conciencia”?
Cuidado: Establezcamos la sutil y significativa diferencia entre la artimaña y la estrategia. La primera nace y muere en el lugar común. No precisa mayores artes y es inmediatista, porque su objetivo lo es. En la segunda se manifiesta el poder de la inteligencia. La demanda, porque sin ella el camino se trunca: Atrapar o conservar. Poseer o tener. Desear o amar. No hagamos caso de las voces que ofrecen formas pequeñas. Prestemos atención a nuestro sentido común, y si nos susurra que debemos ser espontáneos, seámoslo. Seamos lo que somos. Y lo que podemos ser. Anhelemos la humanidad, que tiene de instante y tiene de trascendencia. Que tiene de prudencia e incontinencia. Animémonos a jugar el juego serio del amor.
(Libro: Malabares en taco aguja – Autora: Josefina Barrón)
